lunes, 16 de septiembre de 2013

Multitudinaria movilización obrera en Polonia





El sábado 14 de septiembre más de 100.000 trabajadoras y trabajadores polacos marcharon por las calles de la capital, Varsovia, para protestar contra las medidas antipopulares que viene aplicando el gobierno del primer ministro centroderechista, Donald Tusk, y el malestar generado por la abrupta desaceleración económica que atraviesa el país.

La movilización fue parte de una jornada de protesta de cuatro días (11 al 14 de septiembre) en distintas ciudades, convocada por las centrales sindicales mayoritarias y que culminó en la multitudinaria marcha del sábado contra una serie de medidas tomadas por el gobierno y particularmente contra la recientemente votada ley de flexibilización laboral que acaba con la jornada de 8 horas y ataca directamente la organización sindical de los trabajadores.


Se profundiza el ajuste

El gobierno del primer ministro Donald Tusk, del partido de centro derecha Plataforma Cívica, viene aplicando un plan de ajuste brutal que en los últimos dos años incluyó el aumento de la edad jubilatoria a 67 años (antes era de 60 años para las mujeres y de 65 para los hombres), el anuncio de una reforma del sistema de pensiones y la recientemente votada modificación del Código de Trabajo, que fue lo que desató las actuales movilizaciones.

Hace tres meses el Parlamento votó una serie de cambios en el Código de Trabajo y la Ley de  Sindicatos que eliminan la garantía de una jornada laboral de 8 horas, dejando abierta la posibilidad de que las empresas lleven la jornada hasta un máximo de 78 horas semanales, sin pago de horas extras.

Esta ley de flexibilización laboral permite que las empresas puedan aumentar las jornadas de trabajo, según los ritmos de producción, llegando hasta un total de 78 horas semanales mientras que reducirían la jornada laboral en otros momentos del año. Esto significa una enorme transferencia de dinero de los bolsillos de los trabajadores al de los empresarios ya que durante las jornadas extendidas no tienen obligación de pagar horas extra, mientras que durante el período de jornadas reducidas la ley les permite pagar tan solo el salario mínimo a sus trabajadores.

Pero la ley no se queda ahí sino que ataca directamente a los sindicatos y a la organización de los trabajadores al permitir que los empresarios puedan negociar estás nuevas condiciones en forma individual con cada trabajador o incluso ser acordadas con un “representante de los trabajadores de un comité de empresa”. Estos comités de empresa se elegirían según los reglamentos  establecidos por los propios empresarios (es decir serían una suerte de sindicatos amarillos armados por la patronal y al servicio de esta) cuyos representantes no serían responsables ante los trabajadores y tampoco tendrían derecho a iniciar negociaciones colectivas.

Es decir se prepara el terreno para minar la capacidad de negociación de los sindicatos debilitándolos y atomizándolos.

El malestar se hace sentir

Este último ataque sobre las condiciones laborales de la clase trabajadora fue la gota que colmó el vaso y obligó a las direcciones sindicales mayoritarias de OPZZ y Solidaridad a convocar, si bien no a una huelga, al menos a las recientes jornadas de protesta.

El malestar expresado en las calles de Varsovia el último fin de semana tiene un motivo más profundo en la desaceleración abrupta que viene sufriendo la economía polaca. Tras dos décadas de crecimiento ininterrumpido el PBI de Polonia se desplomó el último año mostrando su vulnerabilidad frente a la crisis Europea (Polonia ingresó a la Unión Europea en 2004, aunque no a la Eurozona, y la ralentizada economía Alemana es su principal socio comercial). (1)

Los despidos a gran escala se multiplicaron en el último período al ritmo de la caída del crecimiento que pasó del 4,5% del PBI en 2011 al 1,9% en 2012 y a tan solo el 0,1% en el primer trimestre de este año. Esto disparó el desempleo que llegó al 14,4% en febrero de este año afectando particularmente a la juventud.

Sin embargo la economía no es lo único que viene en picada, también cayó abruptamente el índice de aprobación del gobierno de Tusk, que se hundió a sus niveles más bajos desde que llegó al poder hace seis años. Por el momento este desencanto con el gobierno de Tusk ha sido capitalizado por el partido de la oposición nacionalista, Ley y Justicia, encabezado por el ex primer ministro Jaroslaw Kaczynski.

El rol de las direcciones sindicales

Desde la renuncia de Jaruzelski en 1990 y el proceso de restauración capitalista que ya se venía gestando, los trabajadores polacos han visto caer su salario y la calidad de sus condiciones laborales permanentemente. Sin embargo las direcciones sindicales mayoritarias fueron incapaces de llamar a una huelga general en los últimos 25 años.

No lo hicieron en 2007 durante la importante huelga de enfermeras que cuestionó tanto sus condiciones laborales como el sistema de salud de conjunto y tampoco llamaron a la huelga general cuando se anunció la elevación de la edad jubilatoria, ni durante las movilizaciones contra la política del gobierno de septiembre de 2012.

Frente al ataque actual se vieron obligados a convocar a la reciente jornada de lucha pero, aunque amenazan, aún se niegan a convocar a una huelga que unifique todos los reclamos y apunte contra el gobierno de Tusk.

Es evidente que las direcciones sindicales de OPZZ y Solidaridad no solo están por detrás del nivel de ataque impuesto por el gobierno, sino del malestar expresado entre los trabajadores y el pueblo Polaco ante la desaceleración económica, el aumento de la desocupación y el ataque a sus conquistas históricas.

El gobierno y los empresarios de Polonia se vienen poniendo a tono con el ajuste aplicado por el resto de los estados de la Unión Europea e intentaran descargar cada vez más los efectos de la crisis económica sobre la espalda de los trabajadores, sin embargo la multitudinaria movilización de los últimos días muestra que todavía está por verse si podrán hacerlo sin enfrentar la resistencia de los trabajadores y el pueblo.



Notas:

(1)  Polonia entró en la Unión Europea en 2004. Aplicando una política de liberalización económica se benefició con el ingreso de dinero mediante la inversión extranjera que le permitió tener una alta tasa de crecimiento, durante los primeros 8 años, además de la posibilidad de manipulan su moneda para hacer frente a la crisis al haber quedado fuera de la Eurozona. Pero la crisis europea y una combinación de la desaceleración económica de sus principales socios comerciales, junto a problemas políticos internos, ha llevado a la actual situación que si bien no llegó a una recesión se trata de una caída abrupta en el crecimiento que venía teniendo durante el último período. Se espera que el crecimiento de la economía polaca sea como mucho del 1% en 2013, su peor desempeño desde que se unió a la Unión Europea.

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