jueves, 15 de marzo de 2012

Crímenes imperialistas

¡FUERA LAS TROPAS YANQUIS Y DE LA OTAN DE AFGANISTÁN!


En la madrugada del domingo 11/3 un sargento del Ejército norteamericano asesinó brutalmente a 16 campesinos, la mayoría de ellos niños y mujeres, de tres aldeas cercanas a la base militar de Zangabad en la sureña provincia afgana de Kandahar.

El soldado norteamericano ingresó en al menos tres viviendas asesinando a sangre fría a los habitantes que se encontraban durmiendo y luego intentó prender fuego a los cadáveres de algunos de los niños.

Hipocresía imperialista

El presidente norteamericano Barack Obama salió rápidamente a lamentar el “incidente” diciendo que este episodio “no representa el carácter excepcional de nuestras fuerzas armadas y el respeto que los Estados Unidos tiene por el pueblo de Afganistán”, lo que no puede ser más que una burla ya que esta matanza estuvo precedida por el hallazgo hace unas semanas de varios ejemplares del Corán quemados en la base norteamericana de Bagram y la publicación en enero de un video en el que se mostraba a un grupo de soldados orinando sobre cadáveres de supuestos milicianos talibanes. A las declaraciones de Obama se sumaron las del secretario de Defensa Leon Panetta, que viajó el martes a Afganistán, y prometió “llevar a los responsables ante la justicia”.

Sin embargo estas declaraciones difícilmente puedan evitar el creciente odio antinorteamericano, que ya se venía expresando en las movilizaciones tras la quema de los ejemplares del Corán (que dejaron 41 muertos). Esta situación obligó al Parlamento afgano a pedir que el soldado norteamericano acusado de la masacre del domingo sea juzgado por tribunales locales, algo impensable para el imperialismo norteamericano que a pesar de las denuncias de asesinatos, vejámenes y violaciones, jamás ha permitido que sus soldados sean juzgados fuera de su país.

Once años de ocupación militar

Las tropas norteamericanas y de la OTAN permanecen ocupando Afganistán desde la invasión de 2001, luego de los atentados a las Torres Gemelas, como parte de la llamada “guerra contra el terrorismo” iniciada por Bush y continuada por Obama.

En estos once años de ocupación las tropas yanquis y de la OTAN han sido acusadas de todo tipo de crímenes que incluyen denuncias por torturas y vejámenes a los cerca de 3.000 presos que se encuentran en la cárcel de Bagram manejada por militares estadounidenses, además del hallazgo de partes de cadáveres mutilados que eran guardados por los soldados como “trofeos” de guerra.

Esto se suma a las denuncias de cárceles clandestinas en países árabes y de Europa del Este donde la CIA y el FBI tuvieron vía libre para torturar, al igual que en el campo de concentración de Guantánamo, que Obama se negó a cerrar, y al escándalo por documentos filtrados que revelaban la existencia de escuadrones de la muerte y la ejecución sumaria de alrededor de 2.000 supuestos líderes de los talibán y Al Qaeda (según una lista de la CIA y el Pentágono).

La prepotencia imperialista no se reduce a los brutales ataques en suelo afgano, sino que se extienden a Pakistán como lo muestran los asesinatos masivos conocidos como “daños colaterales” durante los bombardeos norteamericanos en la frontera entre ambos países donde presuntamente se esconde los talibanes, o la operación clandestina dentro de Pakistán por la que la Armada de EE.UU. ejecutó a Bin Laden en mayo del año pasado. El brutal accionar de las tropas imperialistas no solo ha agudizado el sentimiento antinorteamericano entre el pueblo afgano, sino que también ha generado malestar en el propio gobierno títere y corrupto del presidente Hamid Karzai.

El plan de Obama

Unos días antes del ataque del domingo, Afganistán y EE.UU. habían empezado a negociar un “Acuerdo de Asociación Estratégica” que le permitiría a EE.UU. mantener asesores norteamericanos y fuerzas especiales en Afganistán aún después de que las tropas se retiren hacia fines de 2014. Sin embargo, y a pesar de que Obama salió rápidamente a declarar que la masacre del domingo no cambiaba en nada el plan original de retirada de tropas, parece difícil que los planes de la Casa Blanca se puedan mantener dependiendo de un desprestigiado Karzai que acumula múltiples denuncias por corrupción y enriquecimiento ilícito mientras que un tercio de la población sufre de desnutrición crónica.

Informes de la prensa norteamericana dan cuenta del saqueo generalizado de miles de millones de dólares en “ayuda” de EE.UU. que fue desviada a cuentas bancarias de Karzai y sus amigos, y el diario Wall Street Journal informó que las autoridades estadounidenses están investigando acusaciones de que la Fuerza Aérea afgana, creada por el Pentágono, ha sido utilizada para transportar drogas y armas en forma ilegal (EE.UU. que bajo la excusa de la “guerra contra el narco” aumenta su presencia militar e intervención directa en distintos países del mundo ha llevado a niveles récord el cultivo de opio en Afganistán que hoy provee el 90% del opio del mundo).

En este marco, y con un gobierno que no puede sostenerse sin el apoyo de las tropas norteamericanas, Obama había comenzado negociaciones con un sector moderado de los talibán para su integración al gobierno afgano, pero los últimos acontecimientos generarán sin duda mayores fricciones, debilitando al gobierno de Karzai y fortaleciendo a los sectores “más duros” del talibán. Un escenario temido por Obama que pretende llegar a las elecciones presidenciales de noviembre en EE.UU. sin sobresaltos.

Fuera las tropas yanquis y de la OTAN de Afganistán

Tras los ataques del domingo, varios cientos de estudiantes marcharon el martes 13/3 en la ciudad de Jalalabad, la principal en el este afgano, gritando “¡Muerte a Estados Unidos!, ¡Muerte a Obama!”. Los manifestantes exigieron que el culpable sea juzgado públicamente en Afganistán y quemaron banderas de EE.UU. y muñecos con la cara de Obama.

Las brutalidades de 11 años de ocupación no solo han venido profundizando un sentimiento antinorteamericano al interior de Afganistán, sino que el desgaste de la intervención norteamericana y de la OTAN también se expresa en EE.UU. y sus aliados, como Inglaterra. Una reciente encuesta del diario Washington Post y ABC News mostró que el 60% de los norteamericanos cree que no merece la pena los costos de la guerra y casi el mismo número pide una retirada rápida de Afganistán, mientras que en Inglaterra otra encuesta mostró que el 73% de los británicos cree que la guerra es imposible de ganar. Los marxistas revolucionarios apoyamos la resistencia del pueblo afgano contra la ocupación imperialista y el gobierno títere de Karzai, pero no le damos ningún apoyo político a los talibanes y a otras direcciones islamistas que tienen un carácter profundamente reaccionario y opresor de sus propios pueblos. Por otro lado, para derrotar la ocupación militar es necesario que salgan nuevamente a las calles los millones de jóvenes y trabajadores de los países centrales que se opusieron a la guerra de Irak y a la política de sus gobiernos imperialistas.

jueves, 8 de marzo de 2012

Jornada de huelga y movilización en Sudáfrica

El 7 de marzo decenas de miles de trabajadores salieron a la calle en las principales ciudades de Sudáfrica en el marco de la huelga de 24 horas convocada por la principal federación sindical del país, el COSATU (Congreso de Sindicatos de Sudáfrica, por sus siglas en ingles).

La jornada de paro y movilización fue convocada contra las empresas de trabajo eventual y precario que contratan de manera tercerizada a miles de trabajadores de las principales industrias como en la minería y la manufactura y también el comercio minorista y las empresas de servicios.

La huelga fue llamada también en contra de la puesta en funcionamiento de un sistema de peajes que encarecerá el transporte, afectando a los trabajadores y sectores populares, además de constituir la privatización lisa y llana de las principales carreteras, muchas de las cuales fueron construidas y ampliadas para el mundial de futbol de 2010.

Desde la mañana del 7/3 miles de trabajadores se fueron concentrando el centro de Johannesburgo (y las principales ciudades) para participar de la movilización que según los sindicatos reuniría a unas 100.000 personas. Los trabajadores denunciaron a las empresas tercerizadas que precarizan las condiciones laborales y empujan a la baja los salarios de todo el movimiento obrero, portando pancartas que decían “trabajo tercerizado = trabajo esclavo”, y el COSATU le exigió al presidente, Jacob Zuma, del Congreso Nacional Africano (CNA) que elimine a las empresas intermediarias.

El rol de COSATU y la huelga minera de Impala

El CNA gobierna el país en coalición con el COSATU y el SACP (Partido Comunista Sudafricano) y no son pocos los analistas que señalan que la movilización convocada por el COSATU tiene el objetivo político de mostrar la relación de fuerzas de la organización sindical al interior del partido gobernante en vistas a la próxima conferencia del CNA donde Zuma buscará un segundo mandato (tanto en el partido como en el gobierno).

Sin embargo la emergencia del movimiento obrero sudafricano no es nueva y, a pesar de la dirección burocrática del COSATU, ha dado enormes muestras de gran combatividad y ánimo de lucha, como lo demuestra la reciente huelga en la minera de platino Impala que duró varias semanas aun habiendo sido declarada ilegal por el gobierno.

La compañía minera Impala Platinum había despedido a fines de enero a 5.000 trabajadores que pedían un aumento salarial lo que llevó a la huelga a miles de trabajadores de la empresa, que dejaron sus puestos de trabajo aún sin el apoyo del Sindicato Nacional de Mineros (NUM). A principios de febrero 17.000 trabajadores de la mina se encontraban en huelga, enfrentando a la patronal, la policía y la propia dirección del sindicato que se negaba a llevar adelante ningún tipo de acción a pesar de que la empresa había enviado telegramas de despido a todos los trabajadores en huelga. Ni la represión, ni la declaración de ilegalidad de la huelga por parte del gobierno frenaron la acción de los trabajadores que a fin de febrero estaban empezando a ser reincorporados por la compañía que había declarado pérdidas multimillonarias.

Un movimiento obrero que viene tensando sus músculos

Esta acción viene a sumarse a las que ha llevado a cabo el movimiento obrero sudafricano durante los últimos años contra las políticas neoliberales del CNA. Así lo demostraron las multitudinarias y combativas huelgas de los obreros de la construcción y los trabajadores públicos entre 2009 y 2010, que paralizaron varios días las obras previstas para el mundial de futbol ese último año. Estas movilizaciones ponen de manifiesto el descontento obrero y popular contra el gobierno de Zuma y cuestionan al propio CNA, en el poder desde hace 18 años, que es incapaz de responder a las demandas de los trabajadores y el pueblo pobre negro de Sudáfrica.

Siendo la economía más importante del continente pero con enormes desigualdades sociales, desocupación y pobreza y a pesar de la dirección burocrática de COSATU, el proletariado sudafricano viene haciendo una gran experiencia de lucha y puede resurgir con fuerza si se profundizan los efectos de la crisis económica, que en los últimos años fue aplacada por el gasto en infraestructura para el mundial 2010 y el aumento de los precios de los minerales.

Solo la movilización de los trabajadores, en alianza con los sectores empobrecidos de la ciudad y las áreas rurales que se movilizaron durante los últimos años, muestra el camino para enfrentar la agenda neoliberal del CNA y avanzar en la resolución de los problemas más acuciantes de los trabajadores y el pueblo pobre.


Claves: CNA: Congreso Nacional Africano, partido político de orientación socialdemócrata afiliado a la Segunda Internacional. Fue la principal fuerza durante la resistencia al régimen racista del Apartheid y está en el gobierno desde 1994 cuando Nelson Mandela asumió como presidente. Sin embargo, a pesar de esa inmensa conquista democrática que representó el derecho a voto por primera vez para la población negra, y luego de 18 años de gobierno del CNA, la mayoría de las masas urbanas y rurales no ha visto una mejora en sus condiciones de vida.

Apartheid: sistema racista separatista que rigió Sudáfrica bajo una minoría blanca desde 1948 hasta 1994. Impuso una política de separación por medio de la cual los negros y los blancos tenían que vivir en distintos barrios, viajar en diferentes autobuses y hacer distintas filas, no podían bañarse en las mismas playas y las relaciones sexuales y matrimonio entre personas negras y blancas estaban totalmente vedadas por ley.

Desempleo y pobreza: Según datos de las Naciones Unidas el desempleo es de casi el 30% (aunque el gobierno dice que es del 24%) y más de 5 millones de personas viven en la pobreza, mientras que y la expectativa de vida es de 50 años para los hombres y 53 para las mujeres.