miércoles, 28 de mayo de 2008

Colombia, ante la muerte de “Tirofijo”

La muerte por un paro cardiaco del principal dirigente y fundador de las FARC, Manuel Marulanda (ver recuadro), anunciada por el ministro de Defensa colombiano y confirmada por la propia organización guerrillera el fin de semana pasado, viene a sumarse a una serie de importantes "triunfos tácticos" que el presidente colombiano, Álvaro Uribe, ha tenido durante los últimos meses en el terreno militar y que se han convertido en la crisis más importante para las FARC en toda su historia.

Con la muerte de Marulanda, el Secretariado de las FARC (su principal órgano), perdió a 3 de sus 7 miembros en tan sólo 3 meses. La muerte del principal jefe de las FARC a tan sólo una semana de la deserción de la guerrillera "Karina" (que estaba al mando de uno de los frentes de combate), y a dos meses del asesinato de Reyes y de Iván Ríos (otro miembro del Secretariado de las FARC asesinado por su propio jefe de seguridad para cobrar la recompensa de Uribe), son de conjunto, uno de los más duros reveses que ha sufrido la organización en los últimos 40 años.
En un mensaje cargado de cinismo, el gobierno de Uribe pidió a Alfonso Cano (quien reemplazará a Marulanda en el Secretariado y al que muchos analistas ubican como un ala más política que militarista) que las FARC abandonen las armas y se entreguen para llegar a un acuerdo de paz. Pero al mismo tiempo mantiene vigente las millonarias recompensas por sus cabezas y los miembros del Secretariado siguen siendo los principales objetivos militares de las FF.AA. A su vez, el gobierno intenta quebrar a los cuadros medios de la organización prometiendo compensaciones económicas y beneficios jurídicos para quienes se entreguen y un fondo de 100 millones de dólares para quienes se entreguen junto a los rehenes en poder de las FARC.
Es decir, que no existe ningún interés por parte de Uribe de ir siquiera a un “acuerdo humanitario”, sino que sigue afirmando su “política de seguridad democrática”, que un funcionario del gobierno sintetizó en la frase: “Si no negocian, los exterminamos”.
La pérdida que significa para las FARC la muerte de Marulanda, si bien es muy importante, es ante todo simbólica, pero en el marco de los triunfos parciales que viene teniendo el gobierno, este hecho va a ser utilizado para mejorar su relación de fuerzas tanto en el terreno interno como externo, en un momento en el que Uribe viene intentando recuperar la iniciativa política (ver “La ofensiva de Uribe…”).

Si bien es poco probable que la política de las FARC se modifique sustancialmente en el corto plazo, son enormes las presiones tanto internas como externas para que el nuevo “jefe” de esta organización avance en una integración más abierta al régimen colombiano.

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