Los trabajadores y
el pueblo de Portugal despidieron el 2012 en medio de anuncios de un enorme
plan de privatización de empresas estatales y de servicios. Este paquete de
privatizaciones es parte del acuerdo que el ex gobernante Partido Socialista y
la actual coalición conservadora de gobierno, encabezada por Passos Coelho,
firmaron con la troika (BCE, CE y FMI) a mediados de 2011, a cambio de un
rescate de 78.000 millones de euros. Es decir que más allá de las tibias críticas
que hoy pueda hacer el Partido Socialista a los ajustes de Coelho, la venta a
precio de remate de las empresas públicas fue parte del acuerdo entre “socialistas”
y conservadores aceptando los términos del ajuste impuesto por la troika que
establecía como condición que el Estado se desprendiera de sus acciones en
varias empresas.
No se trata de una
cuestión menor, sino que es el programa de privatizaciones más extendido de la
historia de Portugal y afecta a las empresas estratégicas hoy en manos del
estado. El grupo empresarial chino Three Gorges ya se quedó con la empresa eléctrica
“Energías de Portugal” (EDP) tras comprar el 21,35% de las acciones por 3.521
millones de dólares, lo que lo convierte en el accionista mayoritario.
Esta privatización
es la primera de un paquete que incluye la venta de los Transportes Aéreos
Portugueses (TAP), la Administración Nacional de Aeropuertos (ANA), la empresa
nacional de gestión de terminales aéreas y de carga ferroviaria, como así también
la empresa Red Eléctrica Nacional (REN) y los activos del estado en el área de
hidrocarburos. A mediano plazo también se establece la privatización de Correos
y Telégrafos de Portugal (CTT), y la venta parcial de Radio Televisión
Portuguesa (RTP) y de la empresa Aguas de Portugal, entre otras.
Para hacer más “atractiva”
la privatización de empresas estatales el acuerdo incluye un ataque brutal a
las condiciones laborales de sus trabajadores. Entre ellos la extensión de la
jornada de trabajo en media hora, la eliminación del aguinaldo de Navidad, la
reducción de las vacaciones de 25 a 22 días por año y ajustes en salarios y
beneficios.
Condiciones
similares fueron impuestas por la troika en otros países como Grecia donde se
intimó al gobierno a avanzar en un plan de privatizaciones de las empresas públicas,
activos turísticos, sitios de interés histórico y hasta la venta de algunas de
sus islas a particulares. También avanzan sobre los servicios sociales como en
el Estado español donde los trabajadores de la sanidad de Madrid vienen de
realizar una importante huelga contra el vaciamiento y los recortes
presupuestarios que precedieron la actual propuesta del gobierno de Rajoy de
privatizar parte del sistema de salud y que ya despertó la indignación entre
los trabajadores y trabajadoras de los sindicatos de médicos y enfermeros que
acaban de convocar a una nueva huelga (ver: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/01/10/madrid/1357811418_675797.html).
Como si no fuera
suficiente, luego de este anuncio y a días de empezado el año 2013 el FMI dio a
conocer un memorándum en el que “propone” al gobierno portugués una serie de
recortes por un total de 4.000 millones de euros que implican un ataque en
regla a los trabajadores públicos. El plan incluye el despido de entre el 10% y
el 20% de los empleados públicos y recortes en los salarios de este sector de
entre el 3% al 7%. El documento presentado por el FMI dice sin vueltas que
docentes y médicos (entre otros) tienen demasiados privilegios y sueldos muy
elevados, proponiendo acabar con los aumentos por antigüedad y cambiarlos por
una nueva escala regida por la productividad, calificación y desempeño de los
trabajadores. Bajo este esquema se esconde la forma de sistematizar el recorte
presupuestario en salud y educación, el vaciamiento, desguace y los despidos
que permitan luego avanzar también en la privatización de estas áreas, como así
también de la seguridad social. En el caso de los docentes propone pasar a un régimen
de “movilidad” (flexibilidad, contratación y suspensiones) a entre 30 y 50 mil
trabajadores además de alargar la jornada laboral a 40 horas semanales.
El segundo punto del
memorándum del FMI apunta directamente contra la Caixa Geral de Aposentações
(caja de pensiones y jubilaciones) y propone recortar un 15% las pensiones que
estén por arriba del valor mínimo o ajustar el cálculo previsional en base al
presupuesto votado por el congreso (lo que podría significar un recorte directo
del 20% sobre todas las pensiones y jubilaciones). Por último plantea que el
sistema de protección social es demasiado costoso y propone la reducción del
subsidio por desempleo tanto en el valor como en la cantidad de tiempo.
La UE por su parte
exige a Portugal que aplique una reforma laboral para abaratar el costo de los
despidos, llevando las indemnizaciones a 12 días de salario por cada año
trabajado.
El nivel de ataque
planteado contra los trabajadores y el pueblo de Portugal se demuestra brutal.
Sin embargo las direcciones sindicales mayoritarias solo se limitaron a
cuestionarlo de palabra. Tanto la UGT (ligada al Partido Socialista) como la
CGTP (ligada al Partido Comunista de Portugal) condenaron públicamente las
propuestas del FMI planteando que son “absolutamente inaceptables” pero por el
momento ninguna de las centrales sindicales convocó a algún tipo de acción que
esté a la altura de enfrentar semejante ataque. Mientras que el FMI, la troika
y el gobierno de Coelho salieron con los “tapones de punta”, la CGTP solo
anunció una “jornada de lucha” para mediados de febrero, es decir dentro de un
mes y sin hacer un llamado a huelga que permita paralizar verdaderamente al país.
La impotencia de la estrategia parlamentaria
Los trabajadores y
el pueblo de Portugal venían de lograr un importante triunfo luego de las
multitudinarias e históricas movilizaciones que en septiembre pasado terminaron
con las pretensiones de Coelho de imponer un impuesto directo al salario (ver:http://sordoruido.blogspot.com.ar/2012/09/portugal-la-movilizacion-hace.html).
Sin embargo el rol nefasto de las direcciones sindicales evitó darle
continuidad a esta lucha, empezando por la UGT que no solo no llamó a ninguna
acción, sino que se negó a participar en la jornada de huelga del 14N (que se
realizó en simultaneo en varios países del sur de Europa). Es que la estrategia
de la UGT de ninguna manera es la de tirar al gobierno conservador con las
masas en las calles, sino la de fortalecer al Partido Socialista como oposición
burguesa al gobierno de Coelho ante unas hipotéticas elecciones anticipadas (con
las que amenazan en su discurso público), tratando de limpiar su imagen después
haber votado junto a los conservadores el programa de la Troika.
La CGTP por su parte
si bien realizó después de las marchas de septiembre una jornada de movilización
y convocó a la huelga del 14N, no fue capaz de llamar a una lucha consecuente
para acabar con el gobierno de Coelho. La clase obrera y el pueblo de Portugal
mostraron en cada una de las manifestaciones su disposición a enfrentar los
ataques, sin embargo la metodología de la CGTP de llamar a jornadas de lucha
aisladas, sin continuidad ni programa claro y sin discusión en las bases no
hace más que minar el ánimo y las energías de los trabajadores que ven como el
triunfo de septiembre se desvanece al mismo tiempo que el gobierno retoma la
iniciativa con el nuevo plan de ajustes. La CGTP ni siquiera fue capaz de tener
una política activa sobre la base de la UGT que en al menos 23 de sus
sindicatos afiliados sufrieron una verdadera “rebelión” y llamaron a parar el
14N junto con la CGTP a pesar de la negativa de la dirección nacional de la UGT
de ir a la huelga (ver:http://sordoruido.blogspot.com.ar/2012/11/portugal-se-prepara-para-la-huelga-del.html).
Es que al igual que
la UGT, la CGTP actúa como el “brazo sindical” del PCP y en última instancia su
estrategia es la de presionar en las calles para obtener una mejor posición en
la lucha parlamentaria (y eventualmente en el llamado a conformar un “gobierno
de izquierda”, moción que viene siendo levantada por el Bloco de Esquerda).
El Bloco de Esquerda
por su parte es centralmente una coalición de izquierda parlamentaria (con
escaso peso en los sindicatos y la clase obrera), y aunque participaron de las
acciones de septiembre pasado por medio de sus organizaciones barriales y
sociales, y luego de las marchas convocadas por la CGTP, el centro de su política
está puesto en propagandizar la consigna de un “gobierno de izquierda”,
referenciándose con el fenómeno electoral reformista de Syriza en Grecia.
Es
por eso que su principal actividad en las últimas semanas mientras se
anunciaban los paquetes de ajuste y las privatizaciones fue la de hacer una
serie de charlas en distintas ciudades de Portugal para presentar la política
de “gobierno de izquierda”, mientras que su grupo parlamentario (tienen 6
bancas) acaba de presentar junto al PCP y los Verdes un pedido al Tribunal
Constitucional para que fiscalice la “constitucionalidad” del presupuesto para
el 2013 que incluye un fuerte recorte de los gastos sociales.
Es decir que su
actividad se limita a los marcos del régimen burgués ya sea depositando
confianza en que mediante el parlamento o el tribunal constitucional se puede
derrotar el ajuste mientras que llaman a los trabajadores a prepararse, no para
pelear, sino para votar por un futuro “gobierno de izquierda”.
Esta política
expresa una falta absoluta de confianza en la fuerza de la clase obrera y del
pueblo de Portugal. La realidad ha demostrado que ninguna medida parlamentaria
ha servido para derrotar los planes de la Troika, mientras que la movilización
callejera (como la de septiembre pasado) pudo hacer retroceder, aunque
parcialmente, uno de los ajustes de Coelho.
Frente a la política
impotente de la izquierda parlamentaria y el inmovilismo de las direcciones
sindicales, será necesario que los trabajadores y el pueblo de Portugal, que
vienen de hacer un ejercicio de fuertes movilizaciones, y las bases de la UGT
que se “rebelaron” contra su dirección sindical, comiencen a superar a las
direcciones conciliadoras y exijan desde las bases un plan de lucha real y una
huelga general por tiempo indeterminado para acabar en las calles con el gobierno
de Passos Coelho y el ajuste de
la troika.