sábado, 5 de julio de 2008

Confirmado: Ingrid no tiene síndrome de Estocolmo

Por si quedaban dudas, los discursos de Ingrid Betancourt desde que recuperó la libertad no hicieron más que dejan en claro que no padece del síndrome de Estocolmo. Como si fuera la mejor representante de la política de “seguridad democrática” de Uribe, Betancourt se encargo de pronunciar en los últimos días la mayor cantidad de elogios al gobierno de Uribe y de las Fuerzas Armadas genocidas de Colombia.

Evidentemente la situación contrasta con la de, por ejemplo, Clara Rojas, liberada a principio de año por la intermediación de Chávez y Piedad Córdoba, que en sus primeras apariciones públicas tuvo un discurso más mediado y hasta se podria decir con ribetes "progresistas" si se lo compara con las declaraciones abiertamente derechistas de Betancourt que resultó ser la mejor propagandista de Uribe, el Plan Colombia y del Ejercito genocida. También resultó ser una magnífica ayuda en el plano interno diciendo que lo mejor que le habia pasando a Colombia fue la "reelección de Uribe", lo que seguramente tubo un importante peso para que hace unos dias la Corte Constitucional dejara sin efecto las amenazas de la Corte Suprema de revisar la reeleccion de Uribe. Por otra parte y como si ya fuera la Canciller colombiana, llamó a Chavez y Correa a volver a involucrarse en las negociaciones por un “acuerdo de paz” aunque esta vez completamente subordinado a la política de Uribe.

Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de Betancourt por ser la principal defensora de la operación de Ejercito que le rescató, en los últimos dias se esparcieron varios rumores sobre la veracidad de la versión oficial. Una radio de Suiza afirmó que se pagaron más de 30 millones de dolares (20 millones de euros) a las FARC para liberar a los rehenes, mientras que varios medios ligados a las FARC (como ANNCOL) afirmaban que la operación de rescate ya habia sido negociada con los enviados de Francia y Suiza y que el gobierno de Uribe los interceptó para quedarse con el crédito. Por otra parte son muchos los analistas que mencionan que Uribe contó con el apoyo de la inteligencia norteamericana e israelí. ¿Pueden ser ciertas estas versiones? Sin duda, pueden serlo. No es la primera vez que Uribe miente, como quedó abiertamente demostrado en los métodos que utilizó para la operación que acabó con el campamento de Raúl Reyes en suelo ecuatoriano y que el gobierno colombiano trató de ocultar hasta que no pudo más que reconocerlo. Pero por otra parte Uribe tambien salió “bien parado” debido a “errores garrafales” de las FARC como la operación Emmanuel que terminó convirtiendose en un fiasco y dandole credito al gobierno derechista de colombia.

Sin embargo, más allá de la veracidad o no de los actuales rumores, es poco probable que la verdad de la operación salga a la luz , al menos en el corto plazo. Lo que si es cierto, es que sea cual fuere la forma en la que Uribe logro liberar a los rehenes (pagando, utilizando ayuda externa o “birlando” la mediación de Francia y Suiza), no es más que un tremendo golpe para las FARC y desde el punto de vista militar demuestra que estan en franca descomposición.

El triunfo táctico militar de esta operación, no solo fortalece a Uribe, sino tambien la política de Bush y sus aliados en la región. Esto teniendo en cuenta que aún con un Bush en retirada la politica hacia su patio trasero parece haberse reactivado en el último tiempo como lo demuestra el Plan Merida para Mexico y su extensión a centroamérica, la posibilidad de establecer una base militar en Perú o transladar la de Manta a territorio colombiano en la frontera con Venezuela, ademas de lo enormemente simbolico que significa la reactivación de la IV flota de la armada norteamericana, encargada de “vigilar” las costas del mar caribe y el Atlantico Sur.

jueves, 3 de julio de 2008

El ejército colombiano libera a Ingrid Betancourt. Un duro golpe para las FARC

Publicado en La Verdad Obrera 284


Al cierre de esta edición se confirmaba la liberación de la ex candidata presidencial, Ingrid Betancourt, junto a 3 contratistas norteamericanos y otros 11 rehenes militares que se encontraban en poder de las FARC. Según el ministro de Defensa, el Ejército había logrado “infiltrarse” al interior de los frentes donde se encontraban los rehenes que fueron rescatados por militares colombianos, probablemente con ayuda de la inteligencia y el gobierno norteamericano que salió a festejar la liberación de los rehenes como un triunfo propio, el mismo día que el candidato republicano McCain visitaba Colombia.

Una operación de este calibre, no hace más que desnudar la profunda debilidad en que se encuentran inmersas las FARC que vienen de sufrir una serie de duros reveses en el último periodo (ver LVO 279). A la muerte de su histórico líder, Manuel Marulanda, y el asesinato de varios de sus principales dirigentes, vino a sumarse en las últimas semanas las declaraciones de los presidentes de Venezuela y Ecuador contra las FARC. El discurso de Chávez en el que llamaba a la organización guerrillera a dejar las armas “a cambio de nada” y entregar a todos los rehenes de forma unilateral, no solo significó un giro de 180 grados en la política del gobierno venezolano (que venía de pedir que se reconozca a las FARC como fuerza beligerante), sino que ocurre en una de las peores situaciones en la historia de la guerrilla colombiana. La liberación de Ingrid Betancourt tras 6 años de cautiverio, que al llegar al aeropuerto militar de Bogotá reivindicó al gobierno de Uribe y el rol de las FFAA, no significa más que un profundo debilitamiento de la capacidad de maniobra y negociación de las FARC que presentaban a la ex candidata presidencial como su principal carta de reaseguro en el proceso de un hipotético canje humanitario.

Esta nueva situación podría generar tensiones al interior de las propias FARC, sobre todo teniendo en cuenta que el gobierno colombiano podría mantener la “colaboración” de Francia y Suiza (en contraste con los anteriores “mediadores”, Chávez y Piedad Córdoba) pero luego de la liberación de Betancourt, poniendo el eje en la desmovilización de las FARC y reivindicando la política de “seguridad democrática” que incluye la liberación militar de los rehenes en manos de la guerrilla por sobre la de un canje humanitario. Este es un nuevo golpe a las FARC que se suma al asesinato de importantes dirigentes como Raúl Reyes e Iván Ríos, a manos del ejército colombiano, armado hasta los dientes por Estados Unidos en el marco del Plan Colombia, que viene librando una verdadera “guerra sucia” con métodos de terrorismo de Estado contra las FARC.

Al cierre de esta edición, Uribe realizaba una conferencia de prensa, rodeado de los rehenes liberados y de los altos mandos militares, reivindicando el rol de las FFAA genocidas dando muestras que piensa llevar adelante la política que ya había “ofrecido” a las FARC hace unas semanas sintetizada en la “propuesta”: “Si no negocian, los exterminamos”.

En el plano interno, el gobierno de Uribe va a saber aprovechar la liberación de Betancourt para “inflar” aún más su popularidad y fortalecer la figura presidencial en el marco de la crisis institucional que vive el país. Uribe había ganado un poco de oxígeno en el escándalo de la parapolítica luego de extraditar a varios de los principales jefes paramilitares para que sean juzgados en EE.UU. Sin embargo, la crisis pegó un nuevo salto en las últimas semanas cuando la Corte Suprema de Justicia (CSJ) anunció que podría invalidar las elecciones de 2006 con las que Uribe consiguió la reforma constitucional que habilitó su reelección, por haberse demostrado completamente fraudulentas, luego de que una ex congresista declarara que había sido “coimeada” para votar por la reforma. Frente a esta situación, que podía dejar al gobierno de Uribe colgando de un hilo, el presidente colombiano anunció descaradamente un referéndum para convalidar su mandato a pesar de las acusaciones. Aprovechando su alta popularidad y los importantes triunfos tácticos sobre las FARC, Uribe pretende fortalecer al máximo su figura mientras el resto de las instituciones a su alrededor se desmoronan. Es en este sentido que las editoriales de los principales diarios llamaron a una salida “consensuada” para evitar seguir degradando las instituciones burguesas. En última instancia la escalada en la crisis política no se trata más que de una pelea entre las camarillas y mafias que están enredadas hasta el tuétano en el podrido aparato estatal colombiano. Por este motivo no es de sorprender que Uribe acuse a la CSJ de estar infiltrada por “paras y guerrilleros” pues su propio gobierno se erigió sobre un acuerdo con narcos y paramilitares, que hoy pueden generar fricciones luego de la decisión de Uribe de extraditar a EE.UU. a algunos de los principales cabecillas.

Los próximos días serán claves para entender el impacto que tendrá la liberación de Betancourt y el resto de los rehenes tanto para el curso de la crisis política en el seno de las instituciones burguesas, como para el derrotero que seguirán las FARC ante lo que se constituye como un verdadero revés para esta organización y una verdadera muestra de hacia donde conduce la estrategia del reformismo armado que mantienen hace cuatro décadas.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Colombia, ante la muerte de “Tirofijo”

La muerte por un paro cardiaco del principal dirigente y fundador de las FARC, Manuel Marulanda (ver recuadro), anunciada por el ministro de Defensa colombiano y confirmada por la propia organización guerrillera el fin de semana pasado, viene a sumarse a una serie de importantes "triunfos tácticos" que el presidente colombiano, Álvaro Uribe, ha tenido durante los últimos meses en el terreno militar y que se han convertido en la crisis más importante para las FARC en toda su historia.

Con la muerte de Marulanda, el Secretariado de las FARC (su principal órgano), perdió a 3 de sus 7 miembros en tan sólo 3 meses. La muerte del principal jefe de las FARC a tan sólo una semana de la deserción de la guerrillera "Karina" (que estaba al mando de uno de los frentes de combate), y a dos meses del asesinato de Reyes y de Iván Ríos (otro miembro del Secretariado de las FARC asesinado por su propio jefe de seguridad para cobrar la recompensa de Uribe), son de conjunto, uno de los más duros reveses que ha sufrido la organización en los últimos 40 años.
En un mensaje cargado de cinismo, el gobierno de Uribe pidió a Alfonso Cano (quien reemplazará a Marulanda en el Secretariado y al que muchos analistas ubican como un ala más política que militarista) que las FARC abandonen las armas y se entreguen para llegar a un acuerdo de paz. Pero al mismo tiempo mantiene vigente las millonarias recompensas por sus cabezas y los miembros del Secretariado siguen siendo los principales objetivos militares de las FF.AA. A su vez, el gobierno intenta quebrar a los cuadros medios de la organización prometiendo compensaciones económicas y beneficios jurídicos para quienes se entreguen y un fondo de 100 millones de dólares para quienes se entreguen junto a los rehenes en poder de las FARC.
Es decir, que no existe ningún interés por parte de Uribe de ir siquiera a un “acuerdo humanitario”, sino que sigue afirmando su “política de seguridad democrática”, que un funcionario del gobierno sintetizó en la frase: “Si no negocian, los exterminamos”.
La pérdida que significa para las FARC la muerte de Marulanda, si bien es muy importante, es ante todo simbólica, pero en el marco de los triunfos parciales que viene teniendo el gobierno, este hecho va a ser utilizado para mejorar su relación de fuerzas tanto en el terreno interno como externo, en un momento en el que Uribe viene intentando recuperar la iniciativa política (ver “La ofensiva de Uribe…”).

Si bien es poco probable que la política de las FARC se modifique sustancialmente en el corto plazo, son enormes las presiones tanto internas como externas para que el nuevo “jefe” de esta organización avance en una integración más abierta al régimen colombiano.

jueves, 22 de mayo de 2008

Colombia: La ofensiva de Uribe y la crisis de las FARC

Desde mediados del año pasado el ejercito colombiano por medio de ataques y bombardeos a los campamentos de las FARC asesinó al menos a 4 importantes dirigentes entre los que se encontraban el negro Acacio (que controlaba gran parte de las finanzas) y Raúl Reyes (que mantenía las relaciones internacionales de la organización).

Estas bajas son durísimos golpes contra la cúpula de las FARC y se vienen a sumar a las deserciones habituales que sufre la organización subproducto de la política del gobierno de Uribe de darle garantías e incluso recompensa a los que se "desmovilicen" y aporten datos contra las FARC.

En este marco, la deserción de la guerrillera "Karina", luego del asesinato de Reyes y de Iván Ríos, otro miembro del secretariado de las FARC asesinado por su propio jefe de seguridad para cobrar la recompensa de Uribe, son de conjunto, uno de los más duros reveses que ha sufrido la organización en los últimos 40 años. Esto sin contar el desastre que significo la Unión Patriótica a mediados de los años '80, como forma de actuar en los marcos del régimen político burgués y que acabo con el asesinato de miles de miembros y simpatizantes de las FARC.

"Karina", se entrego a la DAS (servicio de inteligencia) luego de que 36 miembros del frente que comandaba se "desmovilizaran" tras la muerte de Iván Ríos, mostrando la profunda descomposición en la que se encuentran las FARC.

Las FARC que venían intentando salir del aislamiento internacional de los últimos años con una política de alentar un canje humanitario de rehenes a la vez que comenzaban a hablar de una integración al régimen político burgués colombiano a mediano plazo, vieron como sus intentos quedaban diezmados tras la ofensiva de Uribe que revirtió este escenario con el asesinato de Raúl Reyes en suelo ecuatoriano bombardeando su campamento con armamentos y ayuda norteamericana.

Uribe recuperó la iniciativa

El asesinato de Reyes fue, si se quiere, una de las acciones más arriesgadas de Uribe ya que se trataba de dar vuelta a su favor una situación internacional (y en menor medida también nacional) que le era adversa y donde las FARC venían ganando terreno político. Desde mediados de 2007 la presión internacional de Francia, España y Suiza, sumada a la mediación del presidente venezolano Hugo Chávez y la senadora colombiana Piedad Córdoba, presionaban hacia una salida negociada a la crisis de los rehenes que iba a contramano de la política de "seguridad democrática" impulsada por Uribe y que constaba en el establecimiento de una red nacional de "colaboradores" con las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia, recompensas a quienes desertasen de la guerrilla y una respuesta militar unilateral para rescatar a los rehenes. Junto a esta situación, el gobierno colombiano como principal aliado del imperialismo en la región vio como el desgaste del segundo mandato de Bush se traducía directamente en un cada vez más delgado apoyo a su gestión. Si bien Bush nunca dejo de apoyar a Uribe, el desgaste del segundo mandato del presidente norteamericano que dio lugar a una mayoría demócrata en el parlamento en las últimas elecciones, se reflejó en una política mas "cauta" donde, aunque más no sea de forma propagandística o intentando cohesionar a su base ante las próximas elecciones presidenciales, los demócratas bloquearon la votación del TLC de EEUU con Colombia, a la vez que hicieron algunos cuestionamientos sobre la utilización de los fondos del Plan Colombia. A pesar de que el flujo de ayuda militar se mantuvo y el Plan Colombia sigue funcionando, estos "cambios" en la relación con EEUU no estaban dentro de los planes de Uribe y le fueron totalmente adversos a la hora de mantener y legitimar su política unilateral, dando a su vez un mayor margen a las presiones internacionales para llegar a un acuerdo humanitario.
Uribe intentó por todos los medios hacer fracasar la política de canje humanitario (aunque en el camino hizo algunas concesiones como la liberación de Rodrigo Granda, pedida por Sarkozy el año pasado), provocando permanentemente incidentes diplomáticos con Venezuela para evitar que Chávez gane peso en la política interna de su país y llegando el punto máximo de sus esfuerzos con el fracaso de la "Operación Emmanuel". Sin embargo, a pesar de que las FARC le sirvió en bandeja este "triunfo" parcial por el cual Uribe descartó de plano cualquier posible misión futura con enviados internacionales en suelo colombiano (y menos aún, encabezada por Chávez), la liberación de varios rehenes durante los primeros meses de este año, parecían poner en aprietos al gobierno de Uribe en un momento en que él mismo se veía sumergido en el escándalo de la narco-para-política.

El eco nacional e internacional que venia adquiriendo la posibilidad de un canje humanitario generalizado encabezado por Chávez e incluso la propuesta del presidente Venezolano a la comunidad internacional para que se considere a las FARC como fuerza beligerante, eran absolutamente intolerable para Uribe, EEUU y la derecha colombiana. En este marco Uribe lanza la ofensiva militar contra el campamento de Reyes en Ecuador en un intento de dislocar la relación de fuerzas favorable a las FARC de los meses anteriores.

La ofensiva de Uribe abrió una crisis de magnitud regional que se terminó cerrando a su favor, no por la intervención directa de EEUU, sino por la de los gobiernos cipayos latinoamericanos que en un "show de abrazos", que incluyó a Chávez y Correa junto a Uribe, clausuraron la Cumbre del Grupo Rió sin una condena firme a Colombia. De esta manera al haber cuestionado al ataque colombiano solo como una ofensa contra la soberanía de otro país, los gobiernos latinoamericanos legalizaron el ataque de Uribe y los métodos criminales que utiliza al interior de Colombia, como así también el uso de la doctrina bushista de la guerra preventiva en la región, sin señalar siquiera que cuando el campamento donde se encontraba Reyes fue bombardeado, todos se encontraban durmiendo, es decir que no solo que no estaban atacando sino que ni siquiera se pudieron defender. La criminalidad de este acto y de los métodos con los que Uribe se maneja en su país, no fueron denunciados por ningún presidente, ni siquiera por Chávez, que a pesar de su duro discurso y de haber montado un escenario de guerra en la frontera con Colombia terminó aceptando los términos del acuerdo que permitieron a Uribe ganar un importante round para redoblar su ofensiva derechista al interior de Colombia y alejar las presiones internacionales, al menos durante un tiempo.

Desde la Cumbre del Grupo Río a esta parte, Uribe pudo recuperar la iniciativa y montado sobre las supuestas computadoras que habrían recuperado del campamento de Reyes (y de las cuales hicieron “aparecer” todo tipo de información), se dedico a denunciar las relaciones entre las FARC y los gobiernos de Venezuela y Ecuador. De esta manera logró abrir un relativo compás de espera favorable a su política en el terreno internacional (aunque para mantenerlo necesitará de las fricciones permanentes con Chávez y Correa, lo que puede exacerbar nuevas crisis en la región) mientras que en la política doméstica acaba de dar un giro en relación a la crisis de la parapolítica, extraditando a EEUU a los principales paramilitares “desmovilizados”, que aunque pragmático, puede ayudarle a relajar la situación en el corto plazo.

Poniendo paños fríos al escándalo de la parapolítica

El régimen político colombiano, esta mostrando un nivel de descomposición como nunca antes se había visto. Las declaraciones de los paramilitares "desmovilizados" que habían sido incentivados por Uribe con una ley que prácticamente era una amnistía generalizada (ponía un techo de 8 años en las condenas), empezó a poner en aprietos a la clase política y a prácticamente todos los partidos e instituciones burguesas que de una u otra manera mantienen lazos con paramilitares y narcos dando lugar a una combinación, articulación y colaboración permanente con el estado burgués.

Por los escándalos de la parapolítica, son 64 los políticos investigados, de los cuales 51 son actualmente congresistas y 32 de ellos ya están en la cárcel. La mayoría pertenecen a la bancada de Uribe y en total representan un 20% del parlamento, lo que abrió una crisis de magnitud histórica reflejando la descomposición de las instituciones con el avance de una capa abiertamente mafiosa al mando del poder del estado. La revista Semana lo ejemplifica de la siguiente manera "En los '80, Pablo Escobar y sus secuaces llegaron al Congreso. Pero los tentáculos del narcotráfico no sumarían el 5 por ciento de los parlamentarios. En los 90, cuando el cartel de Cali decidió sobornar sutilmente a los políticos, el proceso 8.000 llevó a 26 congresistas a la cárcel (10 por ciento). Hoy, la alianza entre mafia y paramilitarismo lleva 51 congresistas investigados (19 por ciento)." (Semana, 4/5/08)

La crisis se agudizó en las últimas semanas cuando se dieron a conocer los nexos directos de familiares de Uribe (el primo y el hermano) con los paramilitares y con una de las masacres contra campesinos perpetrada en 1997. A este escándalo se sumaron las declaraciones de la ex senadora Yidis Medina que contó cómo a ella y a otros congresistas los compraron para que votaran a favor de la reelección de Álvaro Uribe antes de las últimas elecciones presidenciales. Esto demuestra no solo que los actuales congresistas, implicados en el escándalo de la parapolítica, están absolutamente desacreditados, sino que el propio Uribe consiguió la reforma que permitió su reelección de manera completamente fraudulenta.

Ante este escenario devastador, empezaron a resonar cada vez con más eco algunas variantes de reforma política impulsadas por distintos sectores políticos y sociales. Aprovechando la mejor relación de fuerzas en el plano internacional y los "logros" tácticos que viene teniendo sobre las FARC, como así también el hasta ahora escenario económico favorable que de conjunto permiten que se mantenga con una popularidad record, Uribe dio un giro en su política interna y extraditó a EE.UU. a 14 de los principales jefes paramilitares en un intento de acallar sus declaraciones que cada vez comprometen más al poder político del país.

Junto con esta medida, Uribe anunció la convocatoria de una “comisión de notables constitucionalistas” para impulsar una reforma del sistema político e intentar llegar a un consenso que le permita recuperar algo de oxigeno.

Es que como editorializa la revista Cambio, Uribe “estaba acorralado y a la defensiva por las vinculaciones de personas cercanas al escándalo de la parapolítica, por las revelaciones sobre la manera como se aprobó la reelección hace cuatros años y por la creciente pugna con la Corte Suprema de Justicia. El convulsionado ambiente ya empezaba a preocupar a sus propios seguidores. El editorial de El Colombiano del martes, por ejemplo, le solicitó al Jefe del Estado desistir de una nueva reelección y preguntó: ‘Si ya está lesionada la gobernabilidad por tantos corruptos y buen número de malquerientes, ¿cómo sería el panorama si se iniciara un tercer mandato?’.” (Cambio, 15/5/08)

Si bien con este giro el gobierno colombiano, que incluso vuelve a hablar de reelección, logra una cuota de oxigeno al menos inmediato, todavía está por verse si sus medidas serán efectivas. Por un lado la extradición de los jefes paramilitares provocó descontento entre los familiares de las victimas de estos grupos, que ven como las ilusiones de conocer la verdad sobre las matanzas que perpetraron se esfuman ya que en EE.UU. serán juzgados por narcotráfico y no por los crímenes cometidos en Colombia. Por otro lado es posible que los grupos paramilitares tanto activos como desmovilizados lo vean como una traición de sus promesas y utilicen su influencia militar, económica y política complicando los planes a Uribe.

Los próximos meses serán cruciales para saber si el proyecto derechista de Uribe puede imponerse con sus rasgos más bonapartizantes, apoyado en las Fuerzas Armadas, en las capas medias que se beneficiaron de la buena coyuntura económica en los últimos años y su alta popularidad, o si las contradicciones que viene acumulando el régimen y el estado colombiano, sumado a los efectos de la crisis económica internacional que ya comenzó a desacelerar el consumo interno (Poder 360 17/5/08), empiezan a erosionar su figura.

El reformismo armado de las FARC

La crisis que atraviesan las FARC se explican no solo por los “triunfos tácticos” en el terreno militar del gobierno de Uribe con la ayuda de EEUU, como el asesinato de Reyes, sino por el fracaso de su propia estrategia. La política de seguridad democrática que logró en parte la desmovilización o deserción de una cantidad importante de guerrilleros que las FARC había reclutado en el último período (ver “Algunas consideraciones...”), no alcanza para explicar la deserción de cuadros dirigentes de esta organización como la de Nelly Avila Moreno, alias "Karina" o el asesinato de Iván Ríos a manos de su propio jefe de seguridad. Las declaraciones de “Karina” tras entregarse, de que las FARC “ya están diezmadas”, más allá de la utilización propagandística que el gobierno hace de ellas, no pueden dejar de ocultar la debacle estratégica de esta organización.

Es que la estrategia guerrillera, de “guerra popular prolongada” en un país semicolonial con un 75% de su población urbana como Colombia, con una amplia clase obrera, termina dando como resultado una política completamente impotente, como lo demuestra el derrotero que vienen siguiendo las FARC, y que en los últimos años se expreso en la perdida de presencia territorial y de movilidad. Por este motivo, vienen limitando su estrategia cada vez más a presionar para lograr algunas reformas políticas a la vez que allanan el camino para integrarse al régimen burgués colombiano. Muestra de esto son las declaraciones que había hecho el año pasado Raúl Reyes, al afirmar que las FARC podrían formar parte de “una coalición para conformar un gobierno pluralista, patriótico y democrático, que se comprometa con la verdadera paz (...) como por ejemplo un gobierno del Polo Democrático Alternativo” (Clarín, 27/8/07).

En este sentido la cúpula de las FARC venía acelerando el proceso de “dialogo”, sumándose a la campaña internacional por un canje humanitario de la mano de Chávez, que junto a Piedad Córdoba se presentaban como un interlocutor valido para allanar el camino hacia una integración al régimen político colombiano. No en vano días antes del bombardeo sobre el campamento de Reyes, Chávez acababa de lanzar una propuesta para formar una remake del grupo de "contadora" cuyo fin último, además de avanzar en el canje humanitario, era el de preparar el camino y darle una legitimidad internacional al proceso de incorporación (parcial o total) de las FARC al régimen, de la misma manera que el grupo de Contadora desarmó a las guerrillas centroamericanas en los años ’80 abortando los procesos en curso y reciclando como “partidos legales” burgueses a estas organizaciones. Una muestra de hacia donde lleva esta estrategia reformista es la del ex guerrillero y actual presidente de Nicaragua Daniel Ortega y la transformación abiertamente burguesa de los dirigentes sandinistas.

Esta política impulsada por Chávez quedó en parte dislocada por la ofensiva de Uribe que busca en última instancia debilitar en extremo a la guerrilla en caso de que finalmente deba sentarse a negociar las condiciones de la incorporación de las FARC al régimen colombiano. Aunque como señala la senadora oficialista Marta Lucía Ramírez, ex ministra de Defensa del gobierno de Uribe “Al final siempre tiene que haber negociación y diálogo, pero la guerrilla tiene que llegar debilitada para que el gobierno tenga capacidad negociadora”. (Poder 360 6/5/08); un proceso de este tipo encontraría una importante resistencia de sectores claves del aparato estatal, narcos, paramilitares y de las propias FFAA en las que se apoya Uribe (que administran una importante tajada del PBI como parte del presupuesto de defensa) y cuya subsistencia depende en última instancia de un estado de guerra permanente. (ver “Algunas consideraciones...”)

sábado, 1 de marzo de 2008

Katz y el futuro de Cuba: “Sorpresa y media”

En un artículo publicado por Claudio Katz en el diario Página 12, bajo el nombre “Sorpresas cubanas”, éste polemiza con quienes “especulan sobre la forma que asumirá la regresión al capitalismo” en la isla. Entre otras cosas argumenta que Cuba atravesó momentos peores y sin embargo eso no llevó hacia una política abiertamente restauracionista. En sus palabras, "hasta ahora la revolución desmintió todos los pronósticos fatalistas que auguraron su desplome. Este antecedente debería moderar a quienes tanto especulan sobre la forma que asumirá la regresión al capitalismo". Sin duda la polémica vale para aquellos analistas pro gusanos que como una expresión de deseo se dedican a vaticinar permanentemente la muerte de Castro y el fin del estado obrero cubano. Sin embargo las argumentaciones se quedan a mitad de camino cuando se trata de desenmascarar los objetivos de la burocracia y el PC cubano y plantear las tareas que los trabajadores y el pueblo de Cuba necesitan para, como dice Katz, lograr “una renovación socialista”.

Al apoyar su fundamentación en el hecho de que Cuba atravesó momentos más difíciles que el actual sin llegar a un proceso de restauración capitalista, Katz concluye que hoy en día con una situación económica favorable en la isla, es más difícil que esto suceda.

Sin embargo el escenario actual, que como bien menciona Katz es diferente a los anteriores, parece justamente más propicio para los fines de la burocracia en avanzar de manera ordenada y lo menos turbulenta posible, aunque no sin contradicciones, hacia una apertura pro capitalista. Justamente, el escenario de "colapso económico", "aislamiento regional y hostigamiento neoliberal" de la década pasada no vislumbraba una retirada ordenada, sino la posibilidad de un cuestionamiento generalizado ante las penurias económicas y las medidas del "periodo especial" que podrían haber socavado las bases de la propia burocracia, haciendo peligrar sus privilegios.

Al contrario de lo que opina Katz, hoy el momento parece mucho más acorde a los intereses de la burocracia para avanzar en un plan restauracionista, aunque aun está por verse si, como muchos analistas mencionan, podría ser a la "China", según los elogios que Raúl Castro consignó a estos modelos en los últimos años. Parece dificil que el “milagro Chino” y su “modelo” de restauración pueda ser ensayado en Cuba con resultados similares. Por empezar, el vasto territorio Chino y su población de 1300 millones de habitantes (algo de lo que Cuba carece), lo convierten en una enorme y extendida fuente de mano de obra barata que estan en la base del “fenomeno” que le permitió convertirse en el centro por excelencia de la producción manufacturera a nivel mundial. Por otra parte, al incio de las reformas en China, menos del 20% de la población gozaba de beneficios sociales, una situación que en Cuba se da más bien a la inversa (y que imposibilita que se avance en un ataque a estas conquistas de la revolución cubana sin que exista una reacción desde abajo, algo que hoy se puede apreciar colateralmente en el malestar que generan las desigualdades que dejó el “periodo especial”).

Estos elementos permitieron en parte que la burocracia del PC chino pudiera avanzar en el proceso de restauración manteniendo un ferreo control del aparato estatal y sin realizar ningún tipo de conceciones y reformas en el regimen polìtico. Al decir de algunos analistas, mientras que en Rusia hubo Glasnot, en China hubo Tiananmen. En este sentido y más alla de las loas que parte de la burocracia cubana haga al “modelo chino”, es dificil encontrar en Cuba gran parte de los elementos que hacen de China un caso excepcional dentro de los procesos de restauración capitalista.

Es posible que en Cuba la burocracia más bien avance en un proceso que combine la apertura y el ingreso de capitales, con algunas reformas y concesiones "democráticas" pero intentando en lo esencial mantener el control del aparato del estado. Por el momento, la reciente designación de Raul Castro a la cabeza de un gobierno que, a pesar de las especulaciones sobre un recambio generacional, quedó dominado por una mayoria de miembros de la “vieja guardia”, junto a las afirmaciones de Raul de “consultar todo con Fidel”, parecen apuntar a un proceso de tiempos lentos y lo más controlado posible.

El actual crecimiento económico (a diferencia de la situación de la decada anterior) le puede permitir a la burocracia dar algunas concesiones para aplacar los signos de descontento intentando darle una valvula de escape desde arriba. Las criticas que se escucharon las últimas semanas, que son ciertas y pueden expresar un proceso de cuestionamiento desde abajo, podrían ser principalmente canalizadas mediante algunas medidas que poco tienen que ver con las verdaderas aspiraciones obreras y populares, sino que están dirigidas a los sectores que efectivamente pueden, por ejemplo, "viajar al exterior" o "dormir en hoteles" (como mencionaron tanto el cantautor Silvio Rodríguez como el dirigente estudiantil Eliécer Avila, días pasados). Es decir una serie de reformas destinadas a los sectores que "hicieron una diferencia" durante el periodo especial y que hoy se pueden convertir en la base de sustento más importante para los proyectos restauracionistas de la burocracia. A su vez, otras concesiones "democráticas" como la liberación de presos políticos, está en sintonía plena con las exigencias de los imperialismos "amigos" como el español, que teniendo importantes inversiones en la isla, no tiene grandes diferencias en cuanto al camino restauracionista que alienta, con el imperialismo norteamericano y los gusanos de Miami.

Por su parte, tanto la crisis del gobierno de Bush como su política abiertamente reaccionaria hacia Cuba durante los últimos años, le dejarían un margen de maniobra más amplio a los demócratas en caso de llegar a la Casa Blanca en las próximas elecciones. Una posición más relajada y dialoguista de parte de Washington podría ser un acelerador del proceso de restauración.

Si son ciertas las conversaciones que difundió la Folha de Sao Paulo entre Raúl Castro y Lula donde el primero pedía la ayuda de Brasil para normalizar las relaciones con EEUU, entonces la burocracia o al menos un sector de sus principales dirigentes, estaría en sintonía con una apertura del dialogo que permita destrabar paulatinamente el bloqueo económico y el ingreso de capitales norteamericanos, que es una de las principales demandas de varias empresas de ese país que ven como otros imperialismos vienen haciendo pingues negocios desde hace años en la isla.

Es decir la decadencia hegemónica norteamericana y los "fracasos de Bush" en la región, junto al fin del ciclo neoliberal, si bien fueron fisuras por donde se filtraron distinto tipo de acciones del movimiento de masas en Latinoamérica (y que explican también gran parte del corrimiento a izquierda en el discurso de algunos de los gobiernos posneoliberales, empezando por el "socialismo del siglo XXI" de Chávez), también abrió las puertas para que, una vez canalizado y pasivizado en gran parte los movimientos de masas más importantes de los años anteriores, muchos de los gobiernos latinoamericanas siembren expectativas en los "beneficios" de una futura administración demócrata en EEUU. Desde ya que los procesos que vivió Latinoamérica en los últimos años juegan a favor de la lucha de los trabajadores y el pueblo cubano en la defensa de las conquistas de la revolución pero contradictoriamente es la política de garrote y asfixia endurecida por la administración Bush la que más ayuda a que en el futuro se pueda abrir un canal de dialogo entre La Habana y Washington.

En este sentido, no basta como dice Katz con que “el prestigio de la revolución y la memoria del Che [haya recobrado] peso en todos los movimientos sociales, mientras la solidaridad venezolana permitió atenuar muchas dificultades de la isla”, sino que tratándose de América Latina y específicamente de Cuba, la dinámica que tome la relación con EEUU es determinante.

Por otra parte, Katz al no ver que exista en lo inmediato la posibilidad de un camino restauracionista no ve necesario hacer una denuncia clara a la burocracia enquistada en el poder, sino que plantea las tendencias abiertamente aperturistas como una política de sectores "interesados en promover la gestación de una nueva burguesía". Y arriesga algunos consejos como el de "recurrir a disposiciones mercantiles y asociaciones con inversores, que serían desechadas en otras circunstancias". Si bien nadie puede negar el derecho del estado obrero deformado cubano a decidir como es más conveniente hacer acuerdos económicos que le resulten favorables, no ser claros en quienes son los que toman esas decisiones (es decir la burocracia) es una aventura muy peligrosa. La propia génesis del estado obrero cubano con un régimen de partido único, con el PC a la cabeza que monopoliza el control del estado y prohíbe cualquier tipo de organización que este por fuera de su control, no permite obviar en los análisis que la burocracia se convirtió en un sector con privilegios y que su propia dinámica la lleva tarde o temprano a querer convertirse en propietaria de los medios de producción que hoy administra. Por este motivo no es menor dejar en claro que las decisiones y políticas a seguir en Cuba no serán tomadas por el conjunto de los trabajadores y el pueblo de la isla, sino por la burocracia y la cúpula del PC cubano siguiendo sus propios intereses.

Las decisiones de inversiones y "disposiciones mercantiles" en manos de la burocracia significa ni más ni menos que avanzar en ir creando una clase de propietarios que se despegue definitivamente del "control" del estado, lo que inevitablemente generará roces con sectores de la burocracia que queden rezagados o por fuera de este reparto mientras a su vez vean mermar las prebendas de las que gozan hoy en día. Las empresas manejadas por el ejercito, las cooperativas agrícolas, la producción de etanol, los negocios ligados al turismo y el mercado negro son los nichos donde la burocracia va a presentar batalla durante el próximo periodo.

Finalmente Katz concluye planteando que “una renovación socialista es factible junto a un sistema político de genuina democracia. Esta opción podría nutrirse de la doble identidad –antiimperialista e igualitarista– que ha caracterizado la principal gesta latinoamericana del siglo XX. Cuba todavía nos depara muchas sorpresas”.

Dejando de lado el hecho de que el concepto de “genuina democracia” no significa absolutamente nada y es un concepto que puede compartir desde Rodríguez Zapatero hasta Barack Obama, Katz si acierta en que la “doble identidad –antiimperialista e igualitarista” que “vive” en la conciencia del pueblo cubano es un aspecto crucial en la defensa de las conquistas de la revolución, contra los privilegios de la burocracia, pero también contra los intentos de restauración capitalista.

Para acabar con cualquier intento de avanzar en una senda pro capitalista es necesario ser claro en que solo los trabajadores, campesinos y el pueblo cubano pueden dar una lucha sin cuartel contra el imperialismo y los intentos restauracionistas de la burocracia por medio de una revolución política que acabe con los privilegios y la opresión política de esta. Es necesaria una lucha por plenos derechos para la libre organización política y sindical de los trabajadores y el pueblo cubano como así también la libertad para los partidos que defiendan las conquistas de la revolución. Esta es la única manera para revertir y acabar con las desigualdades acumuladas durante los últimos años y reencauzar a Cuba en el camino de la revolución obrera y socialista.